Biografías: Virgina Woolf, de Nigel Nicolson


"Intentaban tocar con la punta de los dedos lo que únicamente se puede asir con la mano entera (...). Les costó (a Virginia y a Vita) 2 años de amistad alcanzar cierta intimidad y 3 años de intimidad admitir que se querían". 




Estas palabras en el capítulo 6 enfatizan la visión normalizada y clara que el editor Nigel Nicolson tenía de la relación amorosa entre su madre y Virginia Woolf. De los recuerdos de aquella niñez en la que frecuentó a una de las mujeres más importantes de su época y de todos los tiempos, destacan especialmente dos: el poco interés de la escritora por cuidar cuestiones de su aspecto físico como su ropa  y las conversaciones que mantenía con él y con su hermano para descubrir cómo veían el mundo los niños. Una cuestión un tanto contradictoria, sobre si tenemos en cuenta que Virginia Woolf apenas retrató la infancia en sus novelas.

Nigel Nicolson con su hermano y su madre, Vita Sackville-West


Gran parte de esta biografía de Virginia Woolf indaga en su relación con el círculo de Bloomsbury y sus endogámicos “valores”. No es por casualidad: los progenitores de Nigel Nicolson pertenecían a este grupo de granados intelectuales. A ellos precisamente, Harold Nicolson y Vita Sackville-West, les dedicó su obra biográfica más completa y controvertida, titulada “Retrato de un matrimonio”, en la que el autor indaga sobre los dramas, infidelidades y apego emocional que vivieron sus padres en el matrimonio formado por un excéntrico diplomático homosexual y una escritora y jardinera lesbiana de alta alcurnia. Sobra decir que las preferencias de ambos les llevaron a llevar vidas íntimas separas (él tuvo numerosos amantes y ella varias relaciones estables, las más destacadas con Violet Trefusis y Virginia Woolf), aunque siempre tuvieron una relación amistosa, respetuosa y profunda. Tampoco la relación entre Virginia Woolf y su marido Leonard fue tormentosa: tal y como explica esta biografía, ambos se apoyaban, se respetaban y tenían un proyecto editorial en común. Y, sobre todo, él velaba por el equilibrio mental de ella. 

De la obra de Nicolson, por ser breve y estar documentada a partes iguales por papeles y vivencias personales, destaca la claridad de ideas y  de exposición. En biografías de personajes tan aclamados y estudiados como Virginia Woolf la abundancia de datos y referencias puede llegar a ser tediosa, aunque no es el caso. De hecho, la ausencia de profundidad se agradece al tratar ciertos aspectos como la difícil infancia de Virginia Woolf o las dificultades de intimidad que siempre rodearon a la escritora. Eso se sugiere, no se cuenta explícitamente y cierto es que sobran los detalles. El escándalo, en este caso, el amarillismo, queda completamente lejos y no porque Nigel Nicolson huyera de la controversia: hay que recordar que fue el editor de “Lolita” en Inglaterra. Solo que en este caso, la biografía se viste de la misma sutileza que siempre acompañó a la Woolf. 

No hay comentarios: